Ho trovato quest'articolo di Edu dove parla di suo padre,di cui lui ha sentito olto la mancanza da adolescente...che tenerezza
Para él cualquier cosa era preferible a lo terrible que le resultó la ausencia de un padre
EDUARDO PALOMO: ‘EN TODA MI ADOLESCENCIA ME HIZO MUCHA FALTA MI PADRE’
- Vino a México a promover su más reciente trabajo fílmico
- Se sinceró con nosotros y con tristeza evocó su pasado
- Recordó la situación que vivió con su padre desde niño
Cuando me informaron que Eduardo Palomo había muerto, pensé que era una broma de mal gusto, un mal chiste, porque solamente cuatro días antes lo habíamos visto, estuvimos platicado con él y entrevistándolo. Desde ese momento empecé a recordar una y otra vez nuestro encuentro, que como siempre fue cálido, amable, igual que la primera vez que lo entrevistamos, aunque ni siquiera ahora puedo recordar la primera entrevista que le hice.
Eduardo estaba casi por irse de nuevo a Los Ángeles, donde vivía, lo encontramos en un hotel del Centro Histórico, la nuestra era la última entrevista que tenía y como siempre, con ese entusiasmo y alegría que tenía por la vida y por lo que hacía, nos habló de la película que estaba promoviendo, “El misterio de Trinidad”, la que curiosamente tocó una fibra muy sensible de su alma, la mala relación que supuestamente tenía con su padre en la historia y que de una forma u otra se repetía de su propia experiencia. “Fíjate que yo tengo una situación similar con mi papá al de este personaje en la película. Mis papás se divorciaron, yo tenía 13 años de edad, y luego él se desapareció como 16 años. Se casó con una mujer argentina, se fue a Argentina y yo no lo vi durante ese tiempo. Me llegaron dos cartas de él, creo que una vez una llamada por teléfono, y ya un poquito como el personaje de la película, dije yo, este capítulo lo cierro y se acabó”.
SIN REPROCHES
A Eduardo nunca le interesó buscar a su progenitor ni siquiera para echarle en cara su abandono, pues lo consideraba un ser muy lejano. “No, nunca. Consideré que lo que había hecho era algo que no debería de suceder, desde el divorcio hasta haberse desaparecido tanto tiempo”. Además Eduardo dice haber sido un niño y joven inseguro debido a esta situación. “Sí, claro. Toda mi adolescencia me hizo falta mi amigo grandote, al que le cuentas las cosas, el que te aconseja, el que está contigo, que se divierte. Tenía un hermano dos años mayor, entonces estábamos más o menos en las mismas, no había nadie a quién recurrir, estaba mi mamá, que la hizo de mamá y papá, pero siempre hace falta el amigo”.
MÁS VALE MALO POR CONOCIDO
Aunque muchos aseguran que es mejor separarse que dar un mal ejemplo a los hijos, Palomo no lo consideraba así. “Híjole... por supuesto que cualquier imagen mala por parte de los padres, si está deformando el futuro de los niños, es dañina, pero creo que a la larga los niños, cuando se vuelven adolescentes y adultos, no sé, la gran mayoría prefiera seguir viendo a sus padres juntos, aunque hayan tenido una infancia difícil, el hecho de verlos y que siguen luchando por una relación siempre será mejor que un padre o una madre ausente, que nunca sabes quién fue o dónde está”.
NO SE CURARON LAS HERIDAS
Eduardo reconoció que aunque volvió a ver a su padre, años después, nunca pudo resolver, él como hombre o como hijo, todo ese sentimiento de ausencia que vivó por parte de su padre. “Sí, ya después nos volvimos a ver, medio hablamos algunas cosas, tenemos alguna relación todavía actualmente, pero si te soy completamente honesto, yo siento que todavía no se ha curado bien todo ese asunto”.
SE CONSIDERÓ BUEN PADRE
Sólo que como ejemplo de que en la vida no se repiten patrones, Eduardo supo cumplir muy bien ese papel de padre, por lo menos el poco tiempo que tuvo la oportunidad de hacerlo, e incluso hizo una pausa en su carrera para estar al lado de sus pequeños hijos, Fiona de cinco años, y Luca de tres. Una labor de padre nada fácil, pero de la que el estaba completamente satisfecho. “Yo creo que he sido buen padre, sí me considero buen padre. Nunca le he puesto la mano encima a ninguno de mis hijos. Planeamos Carina y yo una ausencia de nuestras carreras durante cinco años para entregárselas a ellos, para poder estar por lo menos los primeros cinco años de sus vidas, a casi el 100 por ciento de tiempo, las 24 horas del día, durante cinco años, ese es un regalo que les quisimos dar y se que es la piedra angular sobre la cual vamos a construir su vida. Yo sé que estamos creando a dos niños que tienen ya una actitud de guerreros de gente fuerte, que sabemos que van a enfrentar la vida de una manera sólida, íntegra y queremos regalarle eso al mundo también”.
LOS DEJÓ DESTROZADOS COMO ÉL LO PENSABA
Una película que dijo le movió íntimamente al ver la relación del padre con su hija y la de la imagen del padre que muere, situación que dijo nunca le desearía a sus hijos, palabras verdaderamente dolorosas ahora que las volvemos a escuchar “Definitivamente no le deseo esa vida a ninguno de mis dos hijos. Yo nada más de imaginarme la cara de Fiona que diga: ¿y papá por qué ya no ha vuelto a la casa? Es tan dolorosa la imagen en sí que no me pasa por la cabeza causarles un daño tan grande, más cuando para Fiona y Luca nosotros somos sus mejores amigos, sus compañeros de juego, sus guías. Imagínate, si yo me voy ahora o Carina se va o fracturamos esta relación, yo sé que los haríamos pedazos, pedazos”.
SIGUE AL LADO DE SUS SERES QUERIDOS
Eduardo por su forma de ser siempre brindó amor y afecto a todos los que lo rodeaban y aplicó en su vida lo que alguna vez escribiera Ana María Rabatté: “No esperes a que se muera la gente para quererla y hacerle sentir tu afecto... en vida, hermano, en vida”, cosa que hizo Eduardo durante toda su existencia en este mundo. Y como él sólo creía en la muerte del cuerpo y no del alma ni el espíritu, estamos seguros que él estará por ahí observando cuál será la mejor forma de continuar al lado de los seres que tanto amó en esta vida.
telepolis.com